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Contenidos

Cuando hablamos de contenidos nos referimos al conjunto de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes que se trabajan en las aulas y que preparan a los alumnos para su vida futura en sociedad. Los concebimos en su percepción más amplia y clásica: conceptuales, procedimentales y actitudinales.

El origen de una actividad educativa, sea simple o más compleja está, habitualmente, en los objetivos de aprendizaje. Estos marcan la meta a alcanzar y en torno a ellos y a su consecución giran los demás elementos curriculares. Sin embargo, en esta propuesta partimos de los contenidos, entendidos como el qué vamos a trabajar. Evidentemente, la creatividad docente puede hacer nacer una actividad innovadora desde cualquier elemento curricular, pero optamos por los contenidos por la facilidad de manejo que ofrecen en relación a otras partes del currículo.

Nivel 1: en el diseño de actividades, los contenidos a trabajar han de cumplir la condición de no ser excesivamente extensos, sino que sean abarcables en la sesión que dura la actividad. Sin embargo, su extensión no está reñida con su complejidad. Puede optarse por más contenidos simples y de fácil asimilación o por contenidos complejos, abordados estos directamente para poder facilitar su comprensión.

 

Nivel 2: en el diseño de tareas, los contenidos a trabajar pueden ser más extensos y complejos. De ser así, puede plantearse la tarea como una secuencia de profundización en el conocimiento de esos contenidos. En el caso de querer enriquecer la tarea, pueden seleccionarse contenidos que impliquen a más de una materia, con lo cual estaremos en el marco de las tareas integradas.

 

Nivel 3: el diseño de proyectos implica la selección de una variedad de contenidos, de diferentes complejidades, relacionados entre ellos según faciliten la asimilación unos de otros. Del mismo modo que en las tareas, la implicación de contenidos de varias materias enriquecerá el proyecto. 

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