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Evaluación

Distinguimos entre evaluación y calificación. Por su propia naturaleza, las metodologías activas buscan una evaluación entendida como el análisis y seguimiento del proceso de enseñanza-aprendizaje, tanto por parte de los alumnos como del docente. Una evaluación bien hecha detecta en qué puntos del proceso es necesaria una mejora. Por otro lado, la calificación es la asignación numérica de los resultados finales del aprendizaje. La mayor parte de los sistemas educativos exigen la calificación, importante por otro lado, pero inmensamente menos rica que la evaluación entendida como proceso.

De todas las perspectivas desde las que se puede enfocar la evaluación, nos centramos en la del agente evaluador. Podemos clasificar la evaluación en tipos, técnicas e instrumentos. La evaluación será más rica cuanto más tienda a usar tipos diferentes. En su diseño ha de tenderse a atribuir más peso a la autoevaluación y coevaluación. Tanto en el nivel de tareas como en el de proyectos, se opta por las técnicas e instrumentos que mejor se adapten a las prácticas innovadoras desarrolladas. Las metodologías activas ofrecen una guía de cómo ha de ser la evaluación en ellas, si bien la creatividad docente juega con todos los instrumentos a su disposición, teniendo en cuenta elementos como el tipo de actividades, la disponibilidad de tiempo y recursos, las características del alumnado o la exigencia curricular, entre otros.

Según el agente evaluador, existen los siguientes tipos de evaluación: autoevaluación (evaluado por uno mismo), coevaluación (evaluado por iguales) y heteroevaluación (evaluado por otro). Algunas de las técnicas generales que podemos aplicar son la observación, las rúbricas, pruebas escritas, pruebas orales, pruebas prácticas, método KWL, etc. La concreción de la evaluación se da en los instrumentos. Como decimos, cada metodología se apoya en unos más que en otros según su tendencia, pero esto no tiene por qué limitar las posibilidades. Algunos instrumentos de evacuación: escalas de observación, diario de clase, listas de cotejo, exposiciones, diálogos, debates, entrevistas, cuestionarios, mapas mentales, portfolio, diario de aprendizaje, ejercicios de desarrollo, ejercicios tipo test, ensayos, redacciones, etc.

Nivel 2: es recomendable utilizar más de un tipo de evaluación, ya que la extensión de la tarea así lo permite. También se puede establecer relación con los criterios de evaluación del currículo, si bien en el nivel tarea no es imprescindible.

Nivel 3: permite mayor variedad de tipos, técnicas y, por lo tanto, instrumentos de evaluación. Durante el diseño de la evaluación de un proyecto, es importante incluir alguna herramienta que facilite la evaluación del propio desarrollo y que aporte feedback de cómo está siendo su asimilación. En este nivel se requiere que la evaluación diseñada esté en consonancia con las exigencias de los criterios de evaluación curriculares que respondan a los demás elementos, especialmente a los contenidos y objetivos.

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